
lucía tenreiro
ofrenda - betanzos cumple en lugo En 1669, la Junta del Reino de Galicia atiende la petición solicitada por el Cabildo de la Catedral de Lugo y acuerda destinar la cantidad suficiente para cubrir el gasto de cuatro velas diarias que iluminen las veinticuatro horas a Jesús Sacramentado. En 2011, trescientos cuarenta y dos años después, las siete provincias gallegas, por turnos rotatorios anuales, siguen cumpliendo el compromiso adquirido por sus ancestros en el siglo XVII y entregando a la comunidad eclesiástica el donativo suficiente para su empleo en cera.
El alcalde brigantino, José Ramón García Vázquez, actuó como oferente, flanqueado por sus homólogos de Lugo y Santiago, y los delegados municipales de A Coruña, Ourense, Mondoñedo y Tui.
En su intervención, el regidor local defendió la galeguidade como un valor acolledor y armonizador con los demás pueblos de España y la unidade como clave del progreso de Galicia. Estar hoxe aquí unidos é un símbolo antigo dun país ancestral que, a pesar de selo, precisa lembrar e sementar ano tras ano a idea da galeguidade como un valor de fe e de confianza no seu porvir.
El voto del mandatario betanceiro, al que acompañaron representantes del PP, el PSOE y el BNG, y decenas de vecinos que se desplazaron hasta Lugo en buses habilitados por el consistorio y en sus vehículos particulares, llamó la atención sobre unha crise de moitos tentáculos e dunha profundidade insospeitada. Non se trata só dun problema coxuntural das altas finanzas precisó como nos din, senón que por debaixo está a sustitución de todo un sistema enerxético que xa non da respostas fiables ao futuro, y que es también unha crise de valores.
El arzobispo de Santiago, Julián Barrio, que presidió la misa, respondió apelando a la oportunidad de crear puntos luminosos de humanidade nova en un momento de recesión como el actual, y reivindicando el amor como a forza máis revolucionaria para transformar as nosas vidas e a realidade do mundo, lonxe da corrupción económica, do conformismo e de actitudes inoperantes, dijo ante una catedral abarrotada para asistir a una misa retransmitida por Radio María.